ESCAPADA A AMSTERDAM (PRIMER DIA)

Os he hablado alguna vez de mi amiga Alicia, la verdad es que nos conocimos en el peor momento de nuestras vidas, las dos en el paro y nos encontramos en una clase de inglés, aún y siendo totalmente diferentes en seguida congeniamos y nos hicimos amigas, siempre le digo que ella me salvo, si me salvo la vida, ella fue la persona que más conozco y por aquel entonces insistió para que fuera al medio a revisar mis migrañas, lo mucho que me afectaban en mi vida y como me dejaban, y finalmente me diagnosticaron mi dolencia, siempre le digo que me salvo, si no hubiera insistido seguramente hubiera tardado más en ir al medico pero su insistencia me cambió la vida.

De esas clases no se si aprendimos mucho ingles pero salió una amistad para toda la vida y durante las clases mientras practicábamos para los exámenes se nos ocurrió la descabellada idea de escaparnos un fin de semana i practicar nuestro ingles, seis años atrás mi amiga tenia tres niños de edades bastante complicadas que necesitaban toda su atención lo que irnos un fin de semana era totalmente inviable si a eso le añadimos nuestro estado de desempleadas ya era cas una odisea por lo que lo dejamos latente pero no lo olvidamos.

Han pasado seis años, las dos hemos vuelto a trabajar, por suerte, ella es maestra y yo, encontré trabajo hace dos años, por lo que decidimos que nos escaparíamos un puente, pero nunca encontrábamos el momento, pero este año creo que se han alineado los astros, o quizás la luna de sangre o yo que se  pero a principios de junio un día Alicia me dijo que buscase un fin de semana para irnos, sus hijos ya son mayores, diez, quince y diecisiete años respectivamente por lo que se pueden quedar perfectamente con su padre, yo me quedé un poco sorprendida y le dije que lo mejor sería el puente de noviembre puesto que antes yo no podía,  estuve tanteando diferentes destinos y al final nos decidimos por Amsterdam, el vuelo salía desde Girona y la verdad es que nos iban bien las combinaciones, el día que compré los billetes no me lo podía creer, nos íbamos a ir un fin de semana, después de tanto tiempo.

Reservamos las entradas para ir a ver el museo Vangogh, también reservamos para ir a ver el Riskmuseum.

No nos dimos cuenta y llego el dia de la escapada, cuatro días por delante para descubrir una ciudad y un pais un poco distintos.

Salimos de casa a las cinco de la mañana, subimos al avión puntualmente pero a medio vuelo tuvimos el primer susto, era la primera vez que escuche por los altavoces si había un doctor en el avión ya que parecía que había una persona en mal estado, y casi me entra un sincope a mi, resulta que el señor en cuestión dejo de respirar y lo tuvieron que reanimar, por suerte uno de los azafatas sabía bien lo que hacía y consiguió recuperarlo, cuando aterrizamos había un coche radicalizado esperándolo, nosotras seguimos nuestro camino, os tengo que decir que aunque llegamos a un aeropuerto secundario como es Eindhoven las comunicaciones son excelentes, compramos los billetes de bus, salen del aeropuerto cada cinco minutos, llegamos a la estación y cogimos el tren hasta la estación de Amsterdam, el tiempo paso volando, las estaciones son muy bonitas y el transporte va muy bien, puntualidad y están muy limpios, llegamos y fuimos hasta el hotel, aquí tuvimos nuestra primera sorpresa, cuando reservé el hotel ponía que estaba cerca del barrio rojo a cinco minutos del centro, no en pleno barrio rojo, aunque os tengo que confesar que la primera vez que vi chicas exhibiéndose me impactó notablemente, hicimos el checkin en el hotel , dejamos las cosas en la habitación y nos fuimos a comer.

Encontramos un café con mucho encanto donde comimos una ensalada y una hamburguesa, la verdad es que la ensalada estaba muy buena y el bocadillo no se quedaba atrás, cuando acabamos de comer, nos paseamos por el centro y luego nos dirigimos al museo Vangogh,, pusimos la dirección en el mapa y caminamos casi media hora, y nos fuimos a ver las obras de arte que nos estaban esperando, la lluvia nos acompañó durante todo el camino y frío también, la verdad es que pasear por Amsterdam se podría considerar deporte de riesgo, las bicicletas circulan como si fueran kamikazes, sin frenos, no acostumbran a frenar, y siempre van con prisas, esta todo lleno de bicicletas. El museo me encantó, quede maravillada por las obras de Vangogh son dignas de ser observadas durante horas, después de tres horas de empaparnos de cultura salimos del museo y nos dirigimos al centro, estebábamos bastante cansadas, pero queríamos exprimir al máximo las horas que teníamos por delante, no pudimos evitarlo y nos acercamos a la zona comercial y acabamos en el Primark, un primark enorme donde nos perdimos y compramos un par de cosas que nos hacían falta, mi amiga no había estado nunca y tampoco sabía lo que era, por lo que descubrió todo un mundo, y yo, que voy a deciros, me compré todo lo que se puso en mi camino, gorros y un chaqueta , lo se no puedo salir de casa.

Luego fuimos a dejar las compras al hotel y nos dirigimos a buscar un sitio donde cenar, os voy a confesar que yo tenía más sueño y cansancio que hambre, pero nos acercamos a comer a un restaurante portugués, donde Alicia de pidió una sopa y unos calamares y yo una ensalada, el cansancio estaba ganando la batalla.